sábado, 17 de octubre de 2015

Odisea en américa - capítulo iii (36)

Despertaba, unos tímidos rayos solares acariciaban mi rostro. La suavidad de su roce tempranero me hacía presumir que los primeros albores de la mañana estaban aterrizando. Astor, el gato manso, seguía echado a mi lado, reposando, como si un desmayo lo hubiese tendido en el pasto. Girando el cuello confirmaba la presencia de mis compañeros. El sueño pr...

Ir a anotación original